jueves, 21 de agosto de 2008

"FELICES LOS QUE TIENEN EL ESPÍRITU DEL POBRE, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS. MT 5-3".




El Reino de Dios que Jesús anuncia no es otra cosa que la salvación. El anuncio se presenta con la urgencia de una llamada de Dios, a la que es preciso responder; y la respuesta inmediata se hace concreta en la conversión y en la fe.En el concilio vaticano II se afirma que: “Nuestro Señor Jesús inició su Iglesia predicando la Buena Nueva, es decir, el Reino de Dios” y que “Este Reino comienza a manifestarse como luz delante de los hombres, por la palabra, por las obras y la presencia de Cristo”. Por la palabra se entiende la predicación de Jesús; las obras son los milagros, los cuales prueban que el Reino de los Cielos esta en la Tierra; la presencia de Cristo es la Manifestación mas esplendida del Reino de Dios.Con su venida llega a su fin el dominio de Satanás, del pecado y de la muerte sobre los hombres.El evangelista que trata el reino de los cielos es Mateo, por lo que su evangelio se divide en 5 partes:· Ha llegado el Reino de los Cielos.· Jesús envía a predicar a los apóstoles.· Oración del Reino de los Cielos.· El Reino de los Cielos pasa a la comunidad.· El Reino de los Cielos en el ministerio Pascual.Para entrar en le Reino de Dios y hacer nuestra la salvación que Dios mismo nos ofrece, es necesario convertirse, haciendo penitencia de nuestros pecados, y sobre todo, creer en Jesús y en su palabra haciendo nuestro su mensaje.Para recibirlo hay que llenar ciertas condiciones: tener un alma pobre, una actitud de niño, una búsqueda activa del Reino y de su justicia, el soportar las persecuciones, el sacrificio de todo lo que se posee, una perfección mas grande que la de los fariseos, aunque en una sola idea podría expresarse así: El cumplimiento de la voluntad del Padre.Jesús vino a anunciar el Reino de los Cielos, mas sin embargo, es al hombre a quien le toca construir este Reino, Cristo es solo el mensajero, Él inaugura el Reino de los Cielos aquí en la Tierra, pero es a la Iglesia universal a quien le corresponde expandir ese mensaje de Salvación hacia todos los hombres. Los apóstoles empiezan a predicar según el mandato que Jesús les había encomendado.Cristo invita a la conversión de los pecadores sin la cual no se puede entrar en el Reino de los Cielos, ya que Dios no quiere la muerte del pecador sin que se arrepienta y viva. Jesús dijo: “Yo no vengo a llamar a los justos si no a los pecadores” (Mc 2, 17), en esta cita se resume mucho de su mensaje, pero sobretodo se demuestra con palabras y acciones la gran misericordia sin limites del Padre y la inmensa alegría que hay en el cielo por cada pecador que se arrepienta.Todos los hombres están llamados al reino de los Cielos, pues bien la voluntad del Padre es elevar a los hombres a la participación divina. La palabra de Dios se compara con una semilla comprada en el campo: los que escuchan con fe y se unen a Cristo han acogido el Reino; después la semilla germina y crece hasta el tiempo de la siega.

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